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Jueves, 31 de Julio de 2025

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Cotizaciones

Bruselas acepta el marco arancelario de Trump: ¿a qué precio se preserva el comercio transatlántico? Primeras reacciones de las gestoras

Bruselas ha cerrado un acuerdo con Washington que evita una guerra comercial abierta, pero lo hace a costa de aceptar compromisos significativos. El nuevo marco pactado reduce los aranceles más extremos anunciados por Trump durante el Liberation Day, pero introduce una tarifa uniforme del 15% sobre sectores clave como automóvil, farmacia y tecnología, y compromete a la UE a invertir más de 1,3 billones de dólares en EE. UU. en tres años.

Bruselas acepta el marco arancelario de Trump: ¿a qué precio se preserva el comercio transatlántico? Primeras reacciones de las gestoras

Según Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM (Natixis IM), el pacto revela una cesión estratégica: “Europa tiene tanto miedo de aislarse de Estados Unidos que las negociaciones solo se refieren a mercancías, y no al conjunto de bienes y servicios cuyo comercio está equilibrado”. A su juicio, el acuerdo aleja a la UE de sus objetivos climáticos e industriales y consolida una dependencia geoeconómica hacia Washington.

Impacto en mercados: un equilibrio precario
Los mercados recibieron el anuncio con alivio. El Euro Stoxx 600 subió un 1%, mientras que el DAX y el CAC 40 ganaron un 0,8%. En EE. UU., los futuros del S&P 500 avanzaron un 0,5%. Sin embargo, no todos comparten el optimismo.

Para Saverio Berlinzani, economista jefe de ActivTrades, la reacción positiva es engañosa: “El acuerdo evita lo peor, pero sigue siendo muy favorable para Estados Unidos”. El euro se depreció un 0,5% frente al dólar tras el anuncio, reflejando la percepción de que el pacto refuerza la asimetría estructural.

Desde el crédito, la lectura ha sido algo más constructiva. Howard Woodward, cogestor de renta fija en T. Rowe Price, subraya que “los mercados prosperan sobre la certeza. Este acuerdo es menos negativo de lo que anticipaban nuestros economistas, y eso basta para interpretarlo como positivo”. Aun así, advierte que sectores como el automóvil aún negocian términos adicionales y que es probable que algunas compañías repercutan los costes en los precios finales.

El análisis de Muzinich coincide: el crédito europeo de alto rendimiento avanzó un 0,38% en la semana, beneficiado por la menor volatilidad y el carry. Se estrecharon diferenciales tanto en high yield como en grado de inversión.

Ganadores relativos y señales de reposicionamiento
El nuevo marco arancelario entre EE.UU. y la UE deja un mapa mixto de consecuencias sectoriales. Mientras aeronaves, medicamentos genéricos, maquinaria, ciertos productos químicos y materias primas críticas quedan exentos, otros sectores estratégicos como automóviles, tecnología y farma sí estarán sujetos al nuevo arancel general del 15%. Se evita así el escenario más severo que se barajó inicialmente, con tarifas de hasta el 30%.

Este equilibrio ha generado cierto alivio inmediato, aunque persisten dudas. Saverio Berlinzani, economista jefe de ActivTrades, advierte que el pacto incluye cláusulas de revisión unilateral por parte de EE.UU., lo que introduce una “inseguridad jurídica y comercial que los mercados no deberían ignorar”.

Reposicionamiento de carteras e impulso europeo
Más allá del impacto directo sobre flujos comerciales, el acuerdo parece haber acelerado un reposicionamiento estructural en las carteras globales. La búsqueda de diversificación y rentabilidad fuera de Wall Street ha favorecido claramente a Europa. Así lo subraya Johanna Kyrklund, directora de inversiones del grupo en Schroders: “Europa ha sido el principal beneficiario de la búsqueda de diversificación global. Hemos visto una fuerte demanda de acciones y bonos europeos. Incluso los bancos han mantenido el ritmo de los Siete Magníficos”.

En divisas, el euro ha mostrado cierta resiliencia frente al dólar. Kyrklund no anticipa una caída abrupta de la moneda estadounidense, pero sí “un ajuste natural” que reforzaría el atractivo relativo de Europa.

A primera vista, el acuerdo no parece ofrecer grandes motivos de celebración para los europeos. Según Apolline Menut, economista de Carmignac, el pacto implica aceptar un arancel diez veces superior al anterior, del 1,5%, pero permite evitar lo que habría sido mucho peor: aranceles del 30%, una escalada caótica de represalias y una guerra comercial a gran escala. Europa, recuerda, no tiene el poder de disuasión de China en las cadenas industriales y habría quedado expuesta a restricciones energéticas o digitales en caso de conflicto.

Perspectiva: se evita la crisis, pero no el coste estratégico
El acuerdo despeja el riesgo inmediato de una guerra comercial entre los dos bloques, pero refuerza la posición dominante de EE. UU. Según Waechter, los objetivos de autonomía estratégica en energía, defensa, tecnología o industria quedan comprometidos. La promesa europea de destinar más de 1,3 billones de dólares a compras e inversiones en EE. UU. marca un nuevo equilibrio de poder.

Además, la letra pequeña sigue abierta. Quedan por definir los aranceles sobre productos farmacéuticos y semiconductores, mientras que la Casa Blanca ha advertido que los países que no cierren acuerdos “de alta calidad” antes del 1 de agosto podrían enfrentar penalizaciones más duras.

Tampoco convencen todas las cifras pactadas. Menut advierte que las proyecciones energéticas, en particular, ponen a prueba la credibilidad del acuerdo. Incluso maximizando las exportaciones, apenas se alcanzarían los 150 000 millones de dólares a precios actuales, lejos de los 250 000 anunciados por Von der Leyen.

La conclusión compartida por las gestoras es clara: se ha evitado la crisis inmediata, pero a cambio de un coste económico y geopolítico duradero, que exigirá vigilancia constante por parte de los inversores.


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