Dos decisiones, distintas entre sí, que llegan el mismo día. Mientras el Reino Unido celebra el 80º aniversario del Día de la Victoria en Europa, por un lado está el Banco de Inglaterra que anuncia (sin sorpresas) un recorte de tipos de un cuarto de punto hasta el 4,25%, frente al último dato de inflación del 2,6%, que ha bajado respecto al anterior 2,8%.

Por otro lado, está el logro de un acuerdo entre Trump y Starmer en el plano comercial. Un buen camino contra la incertidumbre generada por el anuncio del presidente americano, el pasado 2 de abril, de aranceles globales; una incertidumbre manifestada también con ocasión de las dos reuniones de política monetaria que precedieron a la del BoE, primero el Banco Central Europeo y después la Fed.
La decisión del Banco de Inglaterra de recortar el tipo de interés de referencia en 25 puntos básicos no ha pillado por sorpresa a los mercados. "El debate que ha precedido al anuncio se ha centrado en la amplitud de la intervención de los responsables políticos británicos, a la luz de la debilidad del crecimiento interno y las incertidumbres sobre la demanda global", explica Richard Flax, Chief Investment Officer de Moneyfarm.
El endurecimiento de la política comercial podría, según el experto, ralentizar el crecimiento y generar presiones inflacionistas y "el voto dividido dentro del comité ha evidenciado la complejidad de los desafíos que el Banco Central se encuentra afrontando: la mayoría se ha pronunciado a favor de un recorte de 25 puntos básicos, mientras que dos miembros han defendido la necesidad de una reducción de 50 puntos básicos y otros dos se han expresado por el mantenimiento de los tipos sin cambios", prosigue.
Nuevo impulso estratégico al comercio exterior
Según el experto, el recorte seguido del compromiso con Estados Unidos sobre los aranceles daría cierto alivio a los exportadores y fortalecería el sentimiento del mercado. "Un acuerdo que, poco tiempo después del entendimiento alcanzado con la India, entre los países con el crecimiento más rápido a nivel mundial, podría señalar un cambio estratégico en el enfoque del Reino Unido al comercio global, al crecimiento y a la flexibilidad monetaria", continúa Flax.
Peder Beck-Friis, economista de PIMCO, considera que se trata de un acuerdo muy limitado que mantiene intactos los aranceles del 10%, pero reduce algunos sectoriales sobre automóviles, acero y aluminio. "No prevemos que esto tendrá un impacto significativo en el PIB global del Reino Unido. La actual restricción fiscal y la política del Banco de Inglaterra siguen siendo factores mucho más importantes para las perspectivas futuras", subraya.
Perspectivas monetarias: cautela y posibles recortes adicionales
Por tanto, en un contexto de tensiones comerciales globales y de presiones inflacionistas menos fuertes, según Simon Dangoor, head of Fixed Income Macro strategies de Goldman Sachs Asset Management, el BoE ha aplicado el esperado recorte de 25 pb, manteniendo su enfoque de relajación 'gradual', en consideración a la persistencia de la inflación y la debilidad de la oferta agregada. "A pesar de esta cautela, el banco ha evidenciado los riesgos a la baja para el crecimiento. Esperamos otros tres recortes de tipos este año y consideramos que el banco puede acelerar el ritmo de relajación, alcanzando potencialmente un tipo terminal del 3% si los vientos contrarios a la economía se intensifican y la inflación se demuestra menos persistente de lo temido", comenta.
Este escenario, según Andrew Jones, portfolio manager de Janus Henderson, debería proporcionar un contexto favorable para los títulos más expuestos a la economía británica, como las sociedades inmobiliarias, de construcción y edificación.