El turismo será el gran aliado de la economía española este verano y los españoles estamos deseosos de poder aprovechar las vacaciones para descansar, con lo que ello supone de renovación y recuperación de energía, para lo que se supone será un otoño e invierno complicado.
Los estudios y análisis sobre la situación económica de España son realmente demoledores. Las principales conclusiones son que: “España es el único país que no recuperará este año el PIB precrisis. Además tenemos la mayor tasa de paro, una de las inflaciones más altas, una deuda del 120% del PIB, la tercera mayor prima de riesgo y un déficit estructural del 4% del PIB”
Los motores económicos están gripados, y el modelo económico basado en el endeudamiento masivo, no sólo ha fracasado, sino que además nos deja una carga de futuro realmente pesada. Los precios no van a remitir en el corto plazo, porque el problema energético se está trasladando a todos los sectores.
La vuelta del verano se antoja complicada para los españoles, con menos renta disponible, con los precios igual de altos, así como las subidas de las hipotecas, el aumento de los impuestos y la caída de los mercados de capitales.
El Gobierno anuncia más gasto, cuando ya no tiene margen y cuando Bruselas le está llamando la atención seriamente sobre sus cuentas. La escalada de tipos supondrá un sobrecoste para la deuda pública de unos 5.500 millones de euros, lo que es más leña al fuego.
En principio nadie habla de un shock financiero, pero si de un camino espinoso y complicado, que se va agravando cada día, con un Gobierno noqueado, que ni sabe ni quiere enderezar el rumbo.
Como nos ha sucedido en el pasado, esto sólo puede encaminarse tras unas elecciones, con un resultado cada día más previsible, que nos permita tener un nuevo Gobierno más comprometido con las preocupaciones y problemas reales de los españoles.
Necesitamos recuperar la credibilidad de las principales instituciones del Estado, sacar del Congreso el esperpento, el ridículo, el egoísmo y la mediocridad. A partir de ahí lo de siempre, para la mayoría de los españoles, seguir trabando duro sin desanimarse, con la esperanza de ser capitaneados por personas merecedoras del cargo de representantes del poder del pueblo, porque realmente miran por su bienestar colectivo y no por los intereses personales de los que lo ejercen.
De esto último tenemos claros ejemplos, desde hace años, y con el peor escenario económico, sanitario y social que se recuerda.
Ahora que ya sabemos lo que nos espera, disfrutemos del verano, para enfrentarnos de forma estoica al otoño, con la esperanza de que siempre detrás de la malo llega lo bueno y en esta ocasión será exactamente igual, aunque la travesía para conseguirlo todavía sea más larga de lo que nos gustaría.
María Jesús Soto
Directora El Inversor Inquieto