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Martes, 23 de Abril de 2024

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Cotizaciones

En 2020 el mercado reaccionará cada vez menos al conflicto comercial

El inicio de 2019 estuvo marcado por el temor de los inversores a una nueva recesión que pondría punto y final a uno de los periodos de crecimiento económico global más largos de la historia. Sin embargo, todo apunta a que esos miedos se han desvanecido y que 2020 será un año en el que el crecimiento continuará a un ritmo lento, pero seguro.

En 2020 el mercado reaccionará cada vez menos al conflicto comercial

Esa premisa es totalmente aplicable a Estados Unidos. Es cierto que en los últimos 24 meses hemos pasado de un crecimiento del 3% al 2% y aunque en términos porcentuales se trata de una cifra importante, no lo es en términos absolutos. Todavía seguimos creciendo.  

Podría pensarse que esta desaceleración se debe al conflicto comercial que mantiene el país con el resto del mundo, aunque no sería del todo correcto. Este proceso ha coincidido con el proceso de normalización monetaria de la FED que se ha traducido, entre otras medidas, con la subida de los tipos de interés. 

Un precio del dinero más elevado genera una caída en la demanda de automóviles y vivienda, dos sectores cruciales para la economía de EEUU. Por lo tanto, si estas dos industrias reciben esa presión por parte de los tipos de interés se produce algo de caída en el resto de la economía. Además, el año pasado la economía recibió un “bonus” fruto de la rebaja fiscal que provocó una mejora del PIB y que no se repetirá este año. 

Todos estos factores han provocado que la economía se desacelere un poco y la FED ha reaccionado rebajando los tipos de interés, lo que de forma eventual se trasladará a la economía. 

Sin embargo, el conflicto comercial también ha tenido su efecto en la evolución de la economía. Es cierto que la firma de la llamada “Fase 1” del acuerdo comercial entre China y Estados Unidos. Aunque esto puede tener un efecto positivo en la economía, no va a resolver el problema de fondo. Las raíces del conflicto llegan aún más lejos. En círculos políticos y empresariales la percepción es que China quiere ser el país dominante en algunos sectores que tradicionalmente ha liderado Estados Unidos, Europa o Canadá: transporte, equipamiento para la industria de la energía, semiconductores, equipos de tecnología médica… Estados Unidos necesita tomar medidas y mantener el liderazgo para que tanto su economía como la economía global sigan creciendo. Por eso este problema no se va a solucionar pronto, estamos ante un conflicto de largo recorrido que tendrá efectos negativos sobre la economía en el corto plazo, pero a largo plazo, probablemente la administración está haciendo lo que debe hacerse. El lado positivo es que los mercados tienen cada vez más asimilado este conflicto y reaccionarán cada vez menos a las noticias que genere. 

Con todo esto en mente, y teniendo en cuenta que no se pueden prever los shocks externos, hay que tener valorar que la FED está rebajando los tipos de interés, el desempleo está en mínimos del 3,5%, los salarios están creciendo una media del 3,5%-4%, con lo que la gente tiene más dinero para gastar, una tendencia que además es impulsada por la rebaja fiscal, por lo tanto no vemos porqué debería haber recesión en este escenario.

Si nos fijamos en las últimas fases de recuperación tras una recesión, el actual dura ya 48 trimestres, es decir, más de diez años de crecimiento. Pero en este tiempo no hemos experimentado una expansión de la economía similar a la de recesiones anteriores, ha sido menor. 

Un factor que hay que considerar en Estados Unidos es que 2020 es un año electoral. No pensamos que el gobierno vaya a poner ninguna medida excepcional en marcha ya que lo primero que se nos viene a la cabeza es el billonario programa de infraestructuras, pero costaría mucho dinero y no puede llevarse a cabo de la noche a la mañana. Eso sí, ahora mismo se está trabajando en el Nafta II, es decir, la restructuración del acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá. Los tres presidentes ya han acordado los nuevos términos, pero los distintos parlamentos tienen que aprobarlo. Si esto ocurre, podría haber un efecto ligeramente positivo en la economía, aunque no inmediato. 

Por eso, no deberíamos esperar que sucedieran grandes cosas en 2020. Ni tan siquiera del lado de la FED, ya que intentará mantenerse apolítica, y normalmente no influye en procesos electorales, con lo que al menos que la economía se debilite más (que el crecimiento del PIB caiga del 2% al 1%), probablemente no tomarán muchas medidas el año que viene. Si subieran los tipos, afectaría a las opciones del presidente Trump y por eso quizá tampoco los reduzcan, porque le ayudarían. 

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